_ Póstuma Síntesis Biográfica_ Esdrújula Hístoria_

Sócrates Méndola, cínico científico mediático, puso en práctica su ridículo, pésimo y poco ético invento. Éste era una brújula parabólica capaz de detectar murciélagos, pájaros o cualquier animal carnívoro a kilómetros de distancia. Era de gran utilidad en los campos con muchas hectáreas pobladas de árboles.
Este método, no muy económico, tuvo al principio mucho éxito pero rápidamente tuvo un dramático final. Resultó ser que esta máquina les provocaba a los animales parásitos y vómitos. A las plantas, árboles y en especial a los cítricos los teñía de color marrón. Esto lo ocacionaba un ácido que se encontraba en la bateria de la brújula parabólica.
Era un espectáculo patético ver a las vacas decrépitas, a las ovejas famélicas, a los patos y gallinas escúalidos. Las hembras daban leche sólo al crepúsculo, y ésta salia insípida. Los ovíparos, cómicos huevos sin yema. La radiación era tal que hasta los caballos del hipódromo cercano se vieron afectados. En ellos tenía el efecto de clásico somnífero. Era una historia tragicómica, pero a la vez parecía sacada de un auténtico cuento de ciencia ficción. El diagnóstico de los veterinarios fue drástico: no hay cura, el ácido los vuelve locos. ¡ Sacrifíquenlos! Es la opción más lógica.
A corto plazo el problema tomó estado público y, por supuesto, el hipócrita y falto de escrúpulos Sócrates Méndola, salió a defender su invento en los típicos programas de mágazine para la gente mediática como él. El intrépido científico, sereno como un acróbata y mentiroso como un político, acusó a los dueños de los campos de sobredosis de antibióticos veterinarios, alegando que éstos eran los que causaban los males en los órganos de los animales. También escribió un artículo que pretendió ser poético, hablaba sobre el prójimo y sobre su invento patriótico, pero resultó ser ilógico como quién lo escribía.
Aun así logró calmar las aguas y mientras tanto seguía vendiendo y con éxito aquél bártulo, el cual poseía un gran péndulo en donde se encontraba la batería con el ácido contaminante. Y seguían sacrificándose animales, y seguían volviendose locos. Hasta que la totalidad de la fauna decidió organizarse para teminar con la catástrofe. Pensaron varias opciones, y decidieron que lo único que podía hacerse era cortar el problema de raíz.
Sonámbulos como estaban, por el efecto de la droga que terminaba con su vida, se dirigieron hasta la casa de Méndola, quien se encontraba estúpido frente a los fájos de dólares.
Por la ventana vió venir la estampida, parecía un zoológico. Incrédulo, como siempre, pensó que se detendrían y se lo repetía segundo a segundo, hasta el último momento, donde lo rodearon vacas, gallinas, patos, murciélagos, caballos, todas las víctimas de su invento.
La respiración histérica y las miradas que lo inculpaban lo hicieron entran en pánico, percibió entonces su trágico final y una tétrica voz se lo confirmó: ¡ Mátenlo!

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